¿Por la garrita?

¿Alguna vez has hecho esta promesa?

Me imagino que sí, de niños algunos la solíamos hacer mucho, cuando contábamos un secreto, o cuando hacíamos una travesura y no queríamos que nadie se diera cuenta, ¿Cierto?

Era tan divertido…

Incluso si algún día llegábamos a romperla… solo nos enojábamos y a los días estábamos prometiendo otra vez algo, con la misma frase de siempre… ‘por la garrita’

Pero conforme vas creciendo lo de la garrita se vuelve mucho más peligroso, porque cuando éramos niños, nos enojábamos, no nos hablábamos por un día y hacíamos berrinche, pues ahora es distinto, rompemos el corazón del otro, la confianza se viene abajo y todo se comienza a entornar distinto, los secretos no son los mismos, las cosas comienzan a desvanecer con los días…

Ahora pensemos en la edad en la que estas, ¿Por qué la olvidaste? ¿Por qué ya la dejaste en tu recuerdo? ¿Por qué esa promesa ya perdió valor para ti?

¿Porque dejamos de prometer con algo que incluye contacto físico, tan grave es arriesgar tu piel?

¿Sabes el valor que tiene esta promesa?, que cuando logras enganchar tu dedo con el de la otra persona, haces un lazo de confianza, ese lazo que quizá no con todo el mundo lograrías hacer, que quizá con muchas personas no logramos ni mencionarlo, pero siempre tenemos en la mente a nuestra persona de infancia con la que solíamos hacer estas promesas.

No olvides tus costumbres de niño, recuerda que es lo que dejo huella en tu vida.

Deja ya de intentar ser maduro, deja de olvidar esas costumbres de niños, que valen más que cualquier cosa que hagamos en estos momentos.

Las cosas de tu niñez suelen hablar de lo que piensas hoy.